sábado, 13 de junio de 2009

Emil Boihr

Exciste una pequeña isla en algún punto del Pacífico llamada Emel-Bedi; es una isla pequeña y casi despoblada, contando con una población de apenas 25 Personas.
En Emel-Bedi crece un tipo especial de plantas que no se dá en otro lugar; una especie de Orquidea negra la cual usada en la cocina da un sabor único a los platillos que con ella se preparan; sin embargo es tan rara de encontrar, y tán costosa, que solo es conocida por los hombres y mujeres más ricos y poderósos de Asia; a esta flor tan rara y especial se le conoce como Dyvalana Emel, o "Flor De Emel", según la lengua de los nativos, los cuales desaparecieron hace siglos.

Emel-Bedi era una isla pequeña y tranquila, con una montaña y unos cuantos kilometros cuadrádos de pastisales y un río, con sus habitantes reunidos todos en la pequeña aldea cerca del puerto, esperando a los recolectóres de Dyvalana Emel que vendrán cualquier día desde Hong-Kong.
Xhun Jei era uno de ellos; era un hombre un tanto robusto y alto, se razuraba la cabeza constantemente y usaba una camisa roja de manga larga. Xhun y su tripulación arrivaron a Emel-Bedi en el lujoso yate pagado por los ricos consumidores de Dyvalana, hecháron ancla en el puerto y bajaron.

Era el primér día de Xhun como recolector, empleo que le fue otorgado por su padre, Li Ji, quien era un hombre rico que, con motivo de encontrarle una esposa rica a su ya amonerado hijo, mandó a este a recolectar la deliciosa flor. Xhun observo la isla por segunda vez en su vida, la primera vez habia sido hace veinte años, cuando su padre lo llevo para que este viera lo que el hacia.

Uno de los pobladores se le acerco a Xhun y le hico una reverencia. -¿No vendrá hoy su padre? -Le pregunto, y el nego con la cabeza.
-No pudo, cuestiónes de negocios.
-Ya veo -Comento el habitante, con una sonrisa en su rostro. -Pronto cargarémos su yate con la Dyvalana Emel, usted solo espere una hora.
Xhun se preguntó que demonios haría una hora en aquella isla tan desolada y aburrida, y optó por charlar con aquel hombre.
-¿Cual es Su nombre? -Le preguntó, con un enorme aire de superioridád.
-Soy Wang Bal, su padre me contrató hace tiempo.
-Y... ¿Que hacen en esta isla para no volverse locos?
-¡Jugamos Cartas! -Le contestó, sacando una baraja de su bolzillo, la cual estaba desgastada y un tanto rota. -Nuestros antepasados inventaron un juego llamado Tai Bei Jeng, ¿Le enseño?
Xhun se quedó observando la corroida baraja un momento, y luego accedió a aprender el extraño juego.

Cinco minutos después de que se le explicaran por quinta vez las complicadas instrucciónes de tan bizzarro juego, Xhun optó por actuar como si lo entendía para sacar de su mente el hecho de que estaba en una horrenda cabaña con ahujeros en el techo y algo humedo en el suelo, probablemente lodo.
Wang repartió cinco cartas a cada uno y comenzáron a acomodarlas como mejor les convenia.

Cincuenta minutos habían pasado desde que comenzáron a jugar, y Xhun ya había perdido 145 Dólares.
Los nativos se reían a escondidas de él y continuaban incitandolo a seguir jugando; a pesar de que Xhun sabia que no estaba ni cerca de ganar una.

Want repartió nuevamente las cinco cartas, y Xhun se dió cuenta de que, en sus manos, estaba una convinación de naipes ganadóra que ya habia salido cuatro rondas anteriormente; exactamente igual y con los mismos palos y colores. Xhun entonces revisó su reloj y vió que ya era hora de regresar; la escusa perfecta.
-Esta será mi ultima mano -Dijo. -Será mejor que pierda con todo de una vez... -Poniendo su mejor cara de derrota, actuando como si estuviera destinado al fracaso; como lo habia estado desde que comenzó a jugar.-De todos modos, hago ese dinero con solo dos flores que vendo. -Xhun empujó todo su dinero al centro de la mesa y esperó a que todos hicieran lo mismo.
Todos en la mesa empujarón su dinero al centro, riendose del rico que no sabia que el juego solo era una trampa para dejarlo seco.

Como ivan a saber todos que, en ese momento, sonaría una vieja alarma que se quedó en el pueblo desde la segunda guerra mundial.

La alarma sonó por toda la aldea, lo cual no era mucho, pero alarmó a los 25 habitantes, incitandolos a correr a sus casas y ocultarse en sus sótanos o refujios.
Los hombres que estaban reunidos a la mesa de Tai Bei Jeng corrieron y tomaron las armas que se encontraban colgando de las parédes.
-¡Vamos! Lo escoltarémos a su bote -Gritó uno de ellos y comenzaron a correr.
Xhun, quien estaba confundido, tomó su dinero de la mesa y corrió siguiendolos. -¿Que demonios ocurre?
-¡El Emel-Boihr!¡El Emel-Boihr! -Gritó Want, sacudiendo su ametralladora y abriendo la puerta encaminandose al yate.
Xhun salió corriendo en dirección al yate, y notó que una caja de Dyvalana estaba tirada en el suelo y manchada totalmente de sangre. Xhun volteó en dirección a la montaña y notó como tres de sus hombres llacian en la tierra, con los miembros rotos y el abdomen destrozado; era una escena sangrienta. Habia unos cuantos órganos tirados sobre el techo de una cabaña, un brazo abandonado en medio del camino de terracería y uno de sus hombres tirado en el piso, escondido tras una caja llorando.

-¡Wang! ¿Que coño es el Emel Boihr? -Gritó Xhun, totalmente apanicado mientras intentaba llegar a su barco.
-¡Un monstruo! -Le respondio Wang, mientras apuntaba su arma a la montaña buscando al Emel Boihr. -¡Su nombre significa el demonio de Emel, se alimenta de las Horquideas y de vez en cuando se vuelve loco y baja de la montaña, solo para matar unos cuantos hombres!
-¡Eso es imposible! -Gritó Xhun al llegar al puerto; estaba por subir a su yate, cuando observó algo grande y verde en la cubierta.
-¡Esta Ahi! -Gritaron los hombres de Wang, apuntando al yate y a aquella cosa verde que se movía, destrozando todo lo que podía.

El Emel Boihr bajó del barco de un saltó y se irguio frente a Xhun; mostrandose ante el pueblo entero, cubierto por la sangre de la tripulación del yate. Era una criatura semi-humanoide, como de tres metros de altura, completamente musculosa y con unos cuantos cuernos chuecos en la cabeza, los dientes eran afilados y amarillos y su lengua grande y vizcosa; tenia un pesón en cada uno de sus cuatro pectoráles y un tono de piel verde lima. Las piernas eran grandes y demaciado gruesas, terminando en dos pies enormes y gordos, con garras afiladas en las uñas.

Los hombres de Wang descargáron sus ametralladoras contra el Emel Boihr, las cuales le perforaban la carne y le hacian brotar sangre, mas a el no le importó mas que para lanzar un agudo y perforador grito, el cual hizo temblar a Xhun y llamó la atención de varios otros miembros de la aldea.

Xhun intentó correr, pero el Emel Boihr lo tomó de la cabeza y lo sostuvo frente a su rostro; los hombres de Wang se limitaron a disparár donde sabian que no hiriesen a Xhun, cosa inutil ya que una o dos balas le atravezaron las piernas. El Emel Boihr no tuvo problema al continuar caminando, de regreso a la montaña donde pertenecía, mientras los hombres de Wang continuaban vaciando cartuchos en la espalda y las piernas de la infernal criatura.

El Emel Boihr contiuó su lenta caminata mientras Xhun intentaba safarse, más no conseguia más que lastimarse a si mismo. El vaho del aliento pestilente de la criatura eventualmente causó que Xhun se desmallase. Los hombres de Wang se detuvieron en la cuesta de la montaña cuando se les acabaron las municiónes. Regresaron cabizbajos a la aldea, por suerte, el padre de Xhun estaba familiarizado con la bestia y sabría comprender las causas de la muerte de su hijo...

Xhun despertó unas cuantas horas despues, cubierto de animales muertos y hojas de Dyvalana; un tanto confundido, y miró a su alrededór.
Estaba en una especie de cueva oscura y humeda, tenuemente iluminada por un hoyo; lo que le permitió ver un poco a Xhun. Le permitió observar a una pareja de Emel Boihrs, ambos grandes, corpulentos y verdes, aunque supuso que uno de ellos era hembra, pues era mas pequeño y tenia algo que asemejaban senos.
También le permitió ver como ambos se acercaban a el, y como se preparaban para devorarlo en su ritual de apareamiento.

Dos días más tarde, Wang y dos de sus hombres encontráron un excremento de Emel Boihr, con trozos de la camisa roja de Xhun, al día siguiente, se enteró que Li Ji se habia lanzádo desde el último piso de un hotel, pues no pudo soportar perder a su hijo.

Dos años más tarde, uno de los empleados de Wang vió a un Emel Boihr pequeño andando por la montaña, buscando unas cuantas Horquideas; él no dudó en Dispararle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario